FÁBULA XVI.
guárdate del fiador infiel
El ciervo y la oveja.
Cuando un tramposo pide prestado, dando por fiador otro como él, no desea pagar, sino entrampar la deuda.
Rogaba un ciervo á la oveja, que le prestase un celemin de trigo, dando por fiador al lobo, pero ella temiendo desde luego el engaño, dijo: el lobo está acostumbrado á robar y escapar; y tú á desaparecer de la vista con veloz carrera. ¿Á dónde, pues, os iré ti buscar, cuando llegue el plazo?
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Acerca de ..
Una breve historia que transmite una moraleja acerca de la prudencia en la elección de con quién uno se compromete en asuntos financieros, destacando el riesgo de confiar en individuos de reputación dudosa.
La fábula presenta a un ciervo pidiéndole a una oveja que le preste algo de trigo, ofreciendo como garantía al lobo. A primera vista, la trama destaca por su naturaleza irónica, ya que tanto el ciervo como el lobo son conocidos en el reino animal y en las fábulas por atributos que no inspiran confianza en una situación así: el ciervo por su capacidad de huir rápidamente y el lobo por su astucia y tendencia al robo.
La oveja, que representa aquí la voz de la razón y la cautela, rechaza la propuesta del ciervo con una lógica simple pero contundente: si ni el deudor ni el fiador son confiables, ¿cómo podrá ella asegurarse de recuperar su préstamo?
La fábula aconseja al lector que evalúe cuidadosamente la confiabilidad de las personas con las que se involucra en compromisos, especialmente cuando estos involucran garantías o promesas de pago.
En un contexto más amplio, la fábula también podría interpretarse como una reflexión sobre la naturaleza humana y la importancia de la reputación y la conducta previa como indicadores de la confiabilidad de una persona.
Además, subraya cómo la prudencia puede salvaguardar contra el engaño y la pérdida, una lección que trasciende la simplicidad de la narrativa y que es aplicable en una amplia gama de situaciones en la vida real.